viernes, junio 25, 2010

EL QUE QUIERE AZUL CELESTE

Desde muy pequeña mi madre me enseñó que todo lo que se obtiene en la vida es el resultado de nuestros esfuerzos. La lección fue simple y me acompañó desde entonces. Aprendí que el trabajo arduo generaba frutos que uno iba recogiendo después, y que dichos frutos tenían un sabor extremadamente dulce al haber sido ganados.
Sin embargo, el tiempo ha pasado y la vida ha dado vueltas insospechadas, y entre todos esos misteriosos caminos he visto cómo hay quienes obtienen sin esfuerzo alguno y cómo hay otros que se quedan sin nada a pesar de todo su trabajo. Y en este momento soy una de esas que se queda mirando cómo el esfuerzo de muchos meses, o quizá de años, termina remunerando casi nada.
Al volverme adulta me pregunto por qué mi azul cuesta tanto si no lo quiero tan celeste, y por qué otros tienen tanto celeste a precios tan baratos.
Y digo, yo sé que el césped del vecino siempre luce más verde, pero aquí lo que sucede es que el mío resulta tan seco que es casi inexistente.
¿Es realmente verdad aquella frase? ¿Es verdad que mis esfuerzos serán recompensados? ¿Que pasa si mis esfuerzos no son los correctos? ¿O será que sin darme cuenta me esfuerzo por lo que no quiero? Tal vez sólo debiera dejar de esforzarme por entenderlo.

2 comentarios:

K.P. dijo...

La recompensa no siempre es inmediata, y no siempre es del tamaño que la queremos. A veces tenemos qué mirar más de cerca.

klscorpio72 dijo...

Mantenga la cabeza erguida, se quiere, ser recompensados. Voy a enviar pensamientos positivos a tu manera. Espero que esto no suene extraño, tuve que usar un traductor un poco para escribir. Espero hablar con usted pronto!